¿Quienes somos?

 DOCUMENTO DE IDENTIDAD DEL MOVIMIENTO
DE PROFESIONALES CRISTIANOS
Aprobado en la Primera Asamblea del Movimiento de Profesionales Cristianos, en Madrid, el 30 de mayo de 1999.

NUESTRA RAZÓN DE SER
Somos un grupo de profesionales cristianos que queremos vivir nuestra fe de forma encarnada y comunitaria. No nos conformamos con una fe que es sólo creencia individual; queremos una fe que se refleje y exprese en nuestras vidas, que las transforme, que las haga más coherentes y generosas desde el mensaje de Jesús. Y queremos compartir con otros esa experiencia. Por eso nos reunimos, para preguntarnos a qué compromisos nos lleva esa fe en nuestras respectivas profesiones.
Constituimos un movimiento de laicos que quieren compaginar su vida profesional con una fe comprometida, haciendo de su trabajo un elemento de transformación social y un lugar de vivencia de lo religioso.
Creemos que, al hacerlo, cubrimos un vacío: hay pocas voces que se pronuncien sobre los problemas culturales, vitales y sociales con una preocupación cristiana. Pocos cristianos que hablen "desde dentro" de sus profesiones de los desafíos nuevos que surgen y de las soluciones necesarias.
Nos consideramos parte de una Iglesia que trata siempre de ser más fiel a Jesús en medio de sus pecados e imperfecciones. En esa Iglesia, que asume los gozos y las esperanzas de los hombres de nuestro tiempo (Gaudium et Spes), creamos un espacio para los profesionales comprometidos en la evangelización.
Un servicio que nos parece especialmente necesario porque el "desierto religioso" en que vivimos exige el acompañar el compromiso y la reflexión de los profesionales cristianos, y el ofrecer lugares de reflexión de fe a nuestro entorno.
Ya hay otros espacios en la Iglesia para la reflexión, oración y compromiso. Si pensamos en crear un nuevo movimiento es porque creemos que no está cubierto el ámbito de los cristianos que se preocupan por hacer de su profesión el lugar específico de compromiso y reflexión, con un talante marcado por la opción por los pobres, la unión acción-reflexión, la apertura y el diálogo y una espiritualidad encarnada.
También nos dirigimos al mundo de la increencia dentro de nuestro ámbito cultural. El diálogo con ese mundo forma parte de nuestra vocación y de nuestra tarea evangelizadora.
Creemos que el diálogo entre las visiones religiosas y no religiosas del mundo es necesario y enriquecedor socialmente; y que la escasez o debilidad de ese diálogo es uno de los talones de Aquiles de la cultura moderna.
Como ciudadanos y como creyentes consideramos que no se puede ignorar el hecho religioso sin debilitar el diálogo social. Por eso nos comprometemos tanto o a mantener una reflexión de carácter religioso, que consideramos irrenunciable y necesaria, como a hacerlo en el respeto hacia otras opciones.
Haciendo todo esto realizamos nuestra vocación de creyentes comprometidos. Y cumplimos una doble aspiración: la de contribuir a fomentar el diálogo fe-cultura y la de fortalecer la sociedad civil como elemento esencial de una democracia solidaria.

NUESTRA IDENTIDAD: QUÉ QUEREMOS SER.

Profesionales y cristianos
1. 1. Un movimiento de profesionales cristianos con vocación de servicio a los más necesitados. Queremos poner nuestro saber y nuestra formación al servicio de una sociedad más solidaria. Queremos dejarnos interpelar por las nuevas realidades sociales desde esa misma vocación. Y queremos llevar esa inquietud al ámbito profesional del que formamos parte.
1. 2. Nuestro estilo de trabajo es partir siempre de la realidad, analizar lo que en ella pasa con ojos críticos y creyentes, para descubrir ahí tanto la presencia de Dios como los desafíos y respuestas que exige en nuestra vida. Ese estilo de trabajo, conocido por muchos como “Revisión de Vida”, configura nuestra espiritualidad como gente en proceso.
1. 3. Porque cristianos y profesionales, profesionales y cristianos, son dos palabras que van indisolublemente unidas en nuestra preocupación. No son dos categorías que vivimos aisladas; son dos características que nos definen por su imbricación mutua, por nuestro deseo de vivirlas con un talante unificado: el del profesional que, siendo creyente, mira al mundo que lo rodea y se pregunta qué responsabilidades le cabe cumplir, mientras trata igualmente de descubrir en ese mundo "los signos de los tiempos", la presencia de lo invisible, las razones de nuestra esperanza.
1. 4. Algunos vivimos situaciones como el paro o distintas formas de subcontratación. Queremos afrontar de forma comunitaria, constructiva y esperanzada la forma de superar estas limitaciones.

Gente de Iglesia
2. 1. La fe en Jesucristo es parte esencial en nuestras vidas y en nuestro compromiso profesional. Un compromiso con el que tratamos de contribuir a la tarea de construcción del Reino de Dios que nos incumbe como cristianos.
Por ello nuestro ámbito natural de pertenencia es la Iglesia. Formamos parte de ella, somos obreros de esa tarea de construir una Iglesia más fiel cada día a Jesús.
2. 2. Queremos llevar a ella las preocupaciones del mundo profesional, contribuir a que nuestra Iglesia pronuncie palabras significativas en ese mundo, haciendo inteligible el anuncio del Evangelio. Somos cristianos en nuestras profesiones, profesionales en la Iglesia, lo que equivale a ser voz de la Iglesia en nuestros ambientes y portavoces, en la Iglesia, de las preocupaciones de los profesionales.
2. 3. Como movimiento de Iglesia que somos, expresamos nuestra opción preferencial por los pobres como referencia central de discernimiento en nuestra tarea evangelizadora.
2. 4. En ella nos situamos con el mismo talante y la misma vocación: la de dejarnos interpelar por los más pobres; la de no ser excluyentes y trabajar por el diálogo intra-eclesial; la de asumir nuestras responsabilidades plenas como laicos y como profesionales.
2. 5. Nuestra vocación es el crear un espacio dentro de la Iglesia para los cristianos que se preguntan sobre el uso que hacen de su saber y su cualificación profesional. Con esa premisa convocamos, no sólo a los que ya están integrados dentro de las estructuras eclesiales; también convocamos a creyentes alejados; porque nuestro esfuerzo evangelizador se dirige a cristianos que tienen historias distintas y diferentes necesidades de formación y acompañamiento.
2. 6. El mundo profesional es también nuestro ámbito de contemplación. Como gente religiosa, leemos la realidad como lugar de manifestación de lo sagrado. Por eso nuestra espiritualidad se alimenta del Evangelio y de la vida: la palabra de Jesús cobra toda su potencia en nuestros respectivos ambientes, donde tratamos de encarnarla. La Lectura Creyente de la Realidad es el método por el que tratamos de descubrir, comunitariamente,
qué nos exige en cada momento, en nuestro medio, la fidelidad al Evangelio.
2. 7. Para estar en la vida desde la experiencia de Dios, somos conscientes de la necesidad de momentos y espacios, personales y comunitarios, que favorezcan nuestra dimensión orante y contemplativa.

Gente comprometida y coherente
3. 1. Somos gente de profesiones diferentes, todas con implicaciones en el mundo de la cultura, entendido en un sentido amplio: como ese conjunto de valores y prácticas que van conformando nuestras sociedades. Ese es nuestro ámbito de actuación.
3. 2. Queremos ser profesionales críticos, permeables a los nuevos desafíos y exigencias sociales, comprometidos en proyectos y experiencias para una práctica social más justa y solidaria.
3. 3. Nos damos cuenta de las carencias del mundo del saber: de su alejamiento de la realidad, de su elitismo, del corporativismo, de la especialización excesiva... No podemos formar parte de ese mundo sin abrirlo, sin fomentar el hábito del diálogo y la perspectiva interdisciplinar como tarea. Es lo que nos exige una realidad cada vez más compleja.
3. 4. Conocemos las presiones y la falta de libertad que pesan, a menudo, sobre nuestro ejercicio profesional. Por eso el movimiento quiere ser un espacio que nos ayude a afrontar esas situaciones, a pronunciar en ellas una “palabra significativa", provocadora, tal vez. Para combatir tanto las visiones únicas del mundo como la desesperanza; y para sustituirlas por el debate y la elaboración solidaria de propuestas.
3. 5. Tratamos de contribuir, como creyentes, a una ética de las profesiones y a una ética del trabajo social.
3. 6. Otra de nuestras preocupaciones es dar respuesta a quienes no tienen acceso al mundo profesional por las dificultades del mercado de trabajo, o a quienes se ven obligados a un ejercicio profesional precario.
3. 7. Consideramos el mundo político como un ámbito urgente de actuación, que hay que reformar y dignificar. Tratamos de colaborar, desde la modestia de nuestro compromiso en el día a día, al cambio estructural preciso para construir una sociedad más acorde con el Evangelio. Aunque nuestro trabajo y nuestras propuestas partan de lo concreto, no olvidamos preguntarnos por los modelos sociales que hay detrás de cada práctica social.
3. 8. Queremos que todas estas preocupaciones tengan un reflejo en nuestra vida cotidiana, en nuestro talante, en nuestro mundo familiar, nuestras relaciones de amistad... porque defendemos una opción de vida coherente que integre lo político y lo cotidiano, el ámbito de lo público y la vida de cada día.

Gente dialogante
4. 1. Somos un movimiento de cristianos que quiere dialogar y trabajar con todo el que comparta la preocupación por un ejercicio profesional más ético y por construir un mundo más justo y solidario, sean o no creyentes.
4. 2. Nuestro talante es el fomento de la tolerancia dentro y fuera de la Iglesia, en nuestros grupos profesionales y en la sociedad. Por eso consideramos el diálogo una herramienta esencial de nuestro trabajo.
4. 3. Esa vocación de diálogo la hacemos extensiva a los creyentes de otras confesiones y de otros credos.
4. 4. También apostamos por el diálogo dentro de la Iglesia. Y por la colaboración con aquellos con quienes compartimos la preocupación por una Iglesia testimonial, comprometida con los más débiles y voz de los que no la tienen.

Gente organizada
5. 1. Para todas esas tareas necesitamos estar organizados, aunar esfuerzos, compartir, debatir, levantar el edificio entre muchos. Nuestra organización debe reflejar nuestras opciones y nuestro talante. Por eso la queremos sencilla, flexible, descentralizada y basada en un reparto muy amplio de tareas.
5. 2. La base del movimiento lo constituyen grupos locales vinculados a la diócesis, que se organizan con autonomía para fijar el número de reuniones, el tipo de convocatorias y de coordinación, etc.
5. 3. Cuando los órganos así establecidos lo decidan, el movimiento se pronunciará colectivamente, dentro de la Iglesia o en el ámbito sociocultural, y promoverá las iniciativas sociales que considere oportunas.
5. 4. Las estructuras organizativas necesarias para realizar estas tareas se irán fijando según lo exija el propio crecimiento del movimiento, y de acuerdo con el espíritu establecido en este Documento de Identidad.

Madrid, 30 de Mayo de 1.999

No hay comentarios:

Publicar un comentario